LA MAGNA MATER

Creo necesario que para la mejor comprensión del trabajo que presento realizar una breve descripción de la figura en la historia antigua de la Diosa Madre y de los rasgos principales de sus ritos, ya que esta introducción permitirá comprender mucho mejor la descripción de los elementos de los edificios y su uso específico.


La Casa de Cailleach - Lyon
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CAILLEACH
En la Europa occidental, en los territorios de influencia celta como Irlanda, Britania, Galia y el N.O. de Hispania, una de las más antiguas deidades es La Cailleach, madre de las montañas en la tradición nativa, es representada por figuras de piedra, también se le conoce por la Vieja del Velo, también llamada la Vieja Gris, la Gyre Carlin o Annis la Negra. Cailleach domina el clima y la tierra. La Cailleach (KAL-y-ach) es la tierra antigua misma.

Su ritual establece una poderosa influencia sobre los héroes de cada pueblo, a los que sumerge en su caldero para que se curen y robustezcan. Como madre poseedora de gran conocimiento persigue y protege a los héroes, a los que adopta como hijos, y a los que a la vez da y toma la vida sobreviviendo al fin del mundo para renovarlos. La Cailleach es la gran madre que guarda en su interior la semilla de la vida. Sus ceremonias se celebraban en primavera, siendo el 25 de marzo uno de sus días principales.

KYBELE
En Pesinonte, en la Galacia de la península de Anatolia, existió el principal centro del culto a Kybele, en el lugar la diosa dictaba sus famosos oráculos. Galacia, lugar montañoso donde residía la Gran Madre y que era representada por la Piedra Negra.


PIEDRA NEGRA DE PESINUNTE

Primitivamente fue adorada en la forma de una gran piedra sin tallar que en realidad era un meteorito. Se le consagraron muchos santuarios, entre los que destacan el del monte Ida, el del monte Sipilo, el de Cícico y el de Sardes. Su culto se extendió por la Tracia y por Grecia. Sus santuarios, muy numerosos a partir del siglo V a.C. recibían el nombre de metroon. Pero las prácticas orgiásticas y emasculativas que formaban parte de su culto no fueron bien recibidas por los griegos.

CIBELES
Cibeles, nombre latino de una diosa nativa de Frigia, en Asia Menor, y conocida por los griegos como Rhea, la esposa de Cronos y madre de los dioses olímpicos. Cibeles era una diosa de la naturaleza y de la fertilidad venerada en Roma como la Gran Madre de los Dioses. Creadora de almas, protegía contra el espíritu del mal, pues llena de benevolencia socorría a quienes la invocaban. Su culto consiguió gran importancia en Roma a partir de Augusto que sentía por ella una especial veneración.
Un especial aspecto de Cibeles es que da oráculos y provoca éxtasis, tanto para propiciar la profecía, como para aliviar los dolores y aun la muerte.

El viaje de la Piedra Negra a Roma
"En el año 205 adC, en plena guerra púnica los romanos consultaron los libros sibilinos para obtener alguna solución o remedio oracular que les proporcionara ayuda para llegar a buen fin en dichas guerras. El oráculo propuso que se enviase una embajada a Pesimonte (Pessino) en Asia Menor para obtener la famosa Piedra Negra que sería de mucha ayuda. Se ignora a qué precio pagaron el fetiche, el caso es que lo consiguieron o al menos una parte muy importante. Los romanos identificaron la Piedra con la propia diosa Cibeles, que en su representación más arcaica era siempre una piedra negra o dicho de otro modo, era el soporte de la epifanía de Cibeles. Le dieron el nombre de Magna Mater. A veces se podía ver un relieve tallado en la piedra, representando a la diosa."


CIBELES Y EL TAMBOR

El santuario de la diosa en Roma se levantó en el Palatino y se inauguró el 191 a.C.
Las imágenes más antiguas eran simples piedras, más tarde se la representó con el Kalatos (peinado en forma de cesta símbolo de la fecundidad) el gran velo sujeto a la cabeza con una corona de torres (símbolo de las ciudades donde impera) el tunpanón (tambor) en la mano izquierda, y una cornucopia, un cetro o un puñado de espigas y amapolas en la derecha. Su carro era tirado por leones.

El culto de Cibeles/Rhea estaba dirigido por sacerdotes eunucos llamados coribantes o gallus que conducían a los fieles en ritos orgiásticos acompañados por gritos salvajes y una frenética música de flautas, tambores y címbalos. El cargo más importante del sacerdocio metróaco romano fue el de “Archigallus” (Attis populi romani), nombramiento más de carácter político que religioso.

En la Roma del siglo II y III d.C., puede decirse que las “Attideia” se celebraban con gran esplendor, hasta el punto de que el Emperador, el Senado y el Prefecto de la ciudad, se dirigían al Palatino para honrar y dar gracias a la Mater Salutaris entre las aclamaciones del pueblo. Las fiestas frigias se celebraban todos los años del 15 al 28 de marzo. A partir de Claudio su culto tuvo ritos secretos (misterios).


GALLUS DANZANTES FRENTE A CIBELES

La ceremonia en torno a la cual giraba todo el proceso iniciático era el bautismo de sangre que el neófito recibía del sacrificio de un toro, taurobolium, o de un carnero, criobolium. Etimológicamente, Taurobolio significa caza del toro con red y Criobolio caza del carnero. En el ritual frigio tanto el toro como el carnero eran degollados y el bautismo de sangre recibido por el devoto curaba enfermedades e incluso la muerte.


ARA VOTIVA DE UN DEVOTO DE LA DIOSA

En las zonas de su culto originario era conocida también como diosa del Ida, Mater Deum Magna Idaea, diosa del Díndimo, o diosa de los Berecintos, entre otras denominaciones. Era la divinidad de la naturaleza y personificaba su potencia vegetativa, motivo por el cual se suponía que habitaba en montañas y bosques apartados, entre animales salvajes. Se la consideraba el origen de todo, tanto de los dioses como de la naturaleza. Normalmente, era venerada junto con su amante Atis, a veces considerado como su hijo.

Según los antiguos relatos míticos, Agdistis, personaje hermafrodito detrás del cual se escondería la personalidad de Cibeles, sentía un amor apasionado por el joven pastor Atis. La semilla de la que había nacido Atis era una almendra del árbol que había brotado del miembro de Agdistis, que había sido cortado por los dioses que lo castraron y lo convirtió en sólo mujer. Por este motivo, Agdistis era el padre de Atis pero, siendo ya sólo mujer, se enamoró del muchacho cuando este creció y devino extraordinariamente hermoso. Atis fue amado por Agdistis y enloquecido por ella. En plena locura, se castró, en el curso de una escena orgiástica, causándose la muerte. Sin embargo, Agdistis-Cibeles lo resucitó y lo llevó para siempre con ella.
El poeta latino Ovidio dio una versión distinta de la leyenda de Cibeles y Atis.
Según Ovidio, Atis era un bello joven de los bosques de Frigia del que se enamoró apasionadamente la diosa Cibeles, la cual decidió que el joven tenía que amarla con un amor casto. Lo convirtió en guardián de su templo, para ligarlo a ella para siempre, y le puso como condición que se mantuviera virgen.
Sin embargo, se dejó amar por la ninfa Sagaritis y Cibeles, indignada, provocó la muerte de la ninfa. Atis enloqueció y, en una crisis violenta, se automutiló. Sin embargo, ya castrado, la diosa lo volvió a aceptar a su servicio, y lo llevó con ella en su carro tirado por leones.

Por lo general, Cibeles era representada con la cabeza coronada de torres y acompañada de leones. Los mitógrafos griegos la consideran, a menudo, una simple encarnación más de la diosa griega Rea, madre de Zeus. Cibeles sería así el nombre de la Rea adorada en el monte Kybele. Por esto, según la iconografía, al igual que Rea, Cibeles tenía por servidores a los coribantes o curetes.

En cambio, el culto a Cibeles fue muy popular en Roma. A partir del año 204 a.C. fue aceptado oficialmente, durante el transcurso de la segunda guerra Púnica, momento en que se trasladó la piedra sagrada de Pesinonte a Roma. Con este culto, se iniciaba la expansión de todos los cultos orientales por el mundo romano.

La simbología religiosa de la Cibeles del mundo romano, la llamada doctrina metróaca, se precisó sobre todo durante la época imperial. Por un lado, se la asimiló con divinidades clásicas como Maia, Ops o Ceres, pero del otro conservó su carácter de diosa bárbara más marcadamente que en Grecia. En Roma, Cibeles era adorada en tanto que señora de la tierra, de los cielos y del mar, protectora de los mineros, como la diosa determinante del destino de los hombres, a quienes protegía de la tentación y el mal.


ESCULTURA DE LA DIOSA

Su culto incluía, en Roma, escenas orgiásticas, hasta el punto que el senado romano se vio obligado a limitarlas. Inicialmente, los sacerdotes de Cibeles, conocidos como galos, eunucos vestidos como mujeres, se emasculaban durante el furor orgiástico: acompañados de música de flautas, cómbalos, frigias y tímpanos, estos iniciados entraban en una situación de delirio y desenfreno que terminaba con la castración completa, práctica que el derecho romano castigaba. Por este motivo, en los primeros momentos, era un culto propio sobre todo de los inmigrantes orientales del imperio y la república acabó por prohibirlo, pero más tarde volvió a ser aceptado. Al ser legalizado, en las grandes ciudades se designaron archigalos oficiales para el culto a la diosa y el emperador encabezaba la jerarquía, asistido por los quindecemviros.

La estructura de la casta sacerdotal de Cibeles era la siguiente: por un lado, había el colegio de dendróforos o portadores de árboles, por otro, el colegio de canéforos, o portadores de cañas, y finalmente el de coribantes. Había, además, un grupo que vivía de la predicación ambulante y la limosna, llamados los metragirtas. Esta diversificación hacía del culto y la religión de Cibeles uno de los más desarrollados de la época romana.

Las fiestas de Cibeles, de gran magnitud, se celebraban durante el equinoccio de primavera, entre el 15 y el 27 de marzo. Simbolizaban la historia de Cibeles y Atis, que eran las divinidades más populares de Roma.

El día 15 era el canna intrat, entraba la caña, se sacrificaba un toro y procesionaban los canéforos.

El día 22 era el arbor intrat, momento en que se conducía al templo solemnemente un pino sagrado, símbolo de la mutilación de Atis.

El día 24 era el dies sanguis, día de duelos fúnebres, con escenas de trenos y con nuevo sacrificio de un toro.

El 25, día de la alegría o hilaria, se conmemoraba la resurrección de Atis, y el día 27 se bañaba la magen de Cibeles en un río sagrado y culminaban las fiestas.

Claudio oficializó estas fiestas definitivamente y las trasladó al mes de abril, momento en que pasaron a ser conocidas como Megalesias. Existía, además de estas grandes liturgias públicas, un culto esotérico de rito secreto en el que se sacrificaban toros, corderos y se imprimían marcas con hierros incandescentes.
Pese al intento neoplátónico por renovar la doctrina relacionada con Cibeles, el culto a esta diosa decayó súbitamente a partir del siglo IV d. J.C., en contraste con la extraordinaria popularidad de la cual había gozado durante el imperio.
Cibeles tenia en la antigüedad muchos santuarios que eran oráculos en los que residían las sibilas. Estas permitían a los sacerdotes de la diosa la adivinación del futuro. Las Sibilas eran voces consideradas proféticas, incorpóreas, atemporales, que el antropomorfismo grecolatino encarnó en forma de profetisas.

Estas voces eran las de las aves asociadas al culto de Cibeles. Gallos, patos, ocas, pavos reales, etc. El vuelo de las aves, su canto y sus graznidos contenían las profecías de las Sibilas. Cibeles-Rhea la reina de las aves. No es casual que estas aves reciban en la actualidad el nombre científico en su orden (reiformes), familia (rheidae) y especie (rhea).

CIBELES EN HISPANIA
La diosa Cibeles, que según Virgilio en su relato de la Eneida había protegido las naves del príncipe Eneas en su huida desde Troya a Italia, fue adoptada por el propio Augusto como protectora en sus empresas en Hispania.
Augusto, que sentía por ella una especial veneración, determinó la presencia de la diosa protectora de Roma en los nuevos enclaves urbanizados por él en la península. Se ha podido atestiguar arqueológicamente la presencia de santuarios a Cibeles extramuros de ciudades y castros de época altoimperial.
Es dentro de esta política urbana donde podemos enmarcar la construcción de los monumentos de las “Pedras Formosas”. Son santuarios dedicados a la Gran Madre Piedra emplazados en las proximidades de castros de época altoimperial.

CIBELES EN LA CALLAECIA
Existenen evidencias del culto a la diosa Cibeles en la Callaecia.
En los años sesenta se halló en Sardiñeiro una ara romana dedicada a Cibeles. Ara votiva de granito, con base y cornisa solo por delante y a los lados. Arriba, focus circular entre los dos semicilindros de los cuales solo se conserva en de la parte izquierda. Por atrás sin labrar para pegarla a una pared. Sus dimensiones son 50 x 29 x 19 y campo epigráfico es el siguiente:
Matri de- / um s(acrum) / et Val(---) e(x) / voto.
Es la segunda dedicatoria que se conserva en Galicia a la Diosa Cibeles considerada madre de los dioses.

En la iglesia de Augas Santas en Allariz tallada en piedra, un ara romana de planta cuadrada y forma cúbica, con la imagen de la diosa sentada que se encuentra a la izquierda de la nave central. Es el perfil de la Magna Mater.

La Piedra Cúbica: "Es esencialmente una 'piedra de fundación'; es pues ciertamente 'terrestre', como lo indica por otra parte su forma, y además la idea de 'estabilidad' expresada por esta forma misma conviene perfectamente a la función de Cibeles en cuanto 'Madre Tierra', es decir, como representación del principio 'substancial' de la manifestación universal.” (R. Guénon)


Aguas Santas - Cibeles en Piedra Cúbica

En Lugo, en Santa Eulalia de Bóveda, en el fondo de la cripta y presidiendo el espacio se encuentra como objeto de culto la "Piedra Negra", considerada de origen celeste y tenida como epifanía de la diosa Kybéle. Este conjunto escultórico coincide en el exterior con una de los avestruces se encuentra encaramada sobre una piedra en una esbelta columna.
Esta representación de piedra sobre columna es la representación antropomorfa de la diosa Cibeles. Puede verse en el reverso de una moneda de bronce de época de Augusto, acuñada en Pesimnunte con la representación de un altar coronado con la piedra negra y un bucráneo de ciervo.(primera imágen del capítulo)

ESCULTURA DE LA PIEDRA NEGRA - LUGO