LOS CASTROS

La palabra "castro" proviene del latín "castrum", que significa fortificación. Los castros son los poblados fortificados que se empezaron a habitar en el siglo VI aC. en el N.O. peninsular, sus construcciones son de planta casi siempre circular. Los edificios estaban en su mayoría realizados en mampostería de piedra granítica y la cubrición era de ramaje y barro, también se utilizaban varas largas de madera.

Los poblados castreños se emplazaban en colinas despejadas, promontorios rocosos o penínsulas que se adentran en el mar, lo que facilitaba su defensa y el dominio del territorio próximo. Los castros estaban protegidos por uno o más fosos, con parapetos y murallas que bordeaban el recinto habitado, pudiendo tener uno o dos accesos y donde a veces se emplazaban torres que controlaban las vías de entrada.

CASTRO DE VILADONGA

El análisis de las defensas permite asegurar que estas no solo tenían un cometido de protección frente ataques enemigos sino que también cumplían una función simbólica y de prestigio. De delimitación del ámbito habitado de manera similar a la concepción urbana etrusco-latina. Aunque hasta hace poco se creía en la ausencia de organización urbanística en los recintos cástrenos, las últimas investigaciones dan como conclusión que los castros de época altoimperial atienden a un proyecto urbanístico previo similar al de las implantaciones urbanas de origen romano.

Los castros más antiguos cuentan con un recinto superior y central la "croa", y anterior a la llegada de los romanos, para seguir en un sistema de terrazas dónde se sitúan las construcciones más nuevas de origen altoimperial. Cada una de estas “urbanizaciones” puede estar limitada por murallas, y fosos. En algunos casos existen unas ampliaciones o añadidos denominados como antecastros, donde no existen restos de viviendas.

La gran mayoría de las “Pedras Formosas” conocidas han aparecido en estos ámbitos extramuros cercanos a las puertas de entrada de los castros, por lo que su construcción y uso está ligado al urbanismo altoimperial de los castros de la Callalecia.

CASTRO DE VILADONGA

La hipótesis que defiendo enuncia que los monumentos de las “Pedras Formosas” cumplen una función ritual y de protección similar a la de los santuarios de Cibeles en las ciudades romanas, donde los templos de la diosa se emplazan extramuros o sobre las propias murallas como medida de protección de estas.
Las ciudades de Roma, Ostia, Barcino y Emerita son ejemplos de esta hipótesis, y su paralelo castreño puede ser entendido en los casos de Briteiros, Castro dos Prados, Augas Santas o Braga entre otros.

Son las “Pedras Formosas” la solución arquitectónica autóctona de la Callaecia a los santuarios de Cibeles patrocinados por la “nueva” cultura augustea. Unos edificios que responden desde la cultura indígena a un culto común, el culto a la Gran Madre materializada en el Gran Callao, la Gran Piedra.